Dios y Señor mío, espíritu supremo.
De rodillas ante ti,
suplico que por intercesión
de mis seres queridos
que tanto me amaron en vida,
formes a mí alrededor
un poderoso protector contra la envidia,
la maldad y la venganza
de mis enemigos o competidores.
Sea que trabaje, me vele, me rece,
use mis fotografías, cabellos o prendas.
Levante mesa de noche o de día.
En el campo, bajo techo,
en iglesia o cementerio,
que nada pueda contra mí.
Que salga el mal y entre el bien,
tal y como entró Nuestro Señor,
tu hijo, en la ciudad santa de Jerusalén.
Toda onda negativa lanzada contra mi vida,
mi hogar o mi trabajo,
contra mi tranquilidad, mi dinero,
la salud o la vida de mi pareja o de mis hijos.
Que se vuelva contra quien la lanzó.
Así será hasta que tú
Oh Dios mío perdones a los malvados
por sus negros pensamientos.
Así será siempre.
Amen asi sea.
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